Desarrollo de capacidades de OSC con enfoque sistémico

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U.S. Agency for International Development – USAID


Palabras clave: entorno, impacto sistémico, la prevención de la violencia, derechos humanos, reforma al sistema de justicia


USAID México lanzó en 2016 su Programa para la Sociedad Civil, con el objetivo de promover el desarrollo de las capacidades institucionales y la sostenibilidad de las iniciativas de organizaciones de la sociedad civil, trabajando en agendas prioritarias para el país: la prevención de la violencia, la promoción y defensa de derechos humanos y la reforma al sistema de justicia. 

En su diseño original, este modelo se enfocaba primordialmente en la dimensión interna de las OSC: identificar las causas de brechas en el desempeño de la organización, e implementar soluciones que se centraban en las políticas, los procesos, incentivos, conocimientos del personal y otros aspectos institucionales. 

Sin embargo, muy temprano en la implementación resultó evidente que este enfoque resultaba insuficiente. La razón es sencilla: las OSC no son entidades aisladas, sino que interactúan constantemente con su entorno, el cual las reta a ajustar su curso de acción, generando limitantes a lo que la organización puede lograr, pero abriendo oportunidades inesperadas para potenciar su impacto. 

Reconociendo esta realidad, y construyendo a partir de algunos de los enfoques y herramientas más innovadores de USAID, el Programa ajustó su modelo de desarrollo de capacidades para asegurar que todos los procesos que se iniciaran al interior de las OSC, tuvieran una clara conexión con su entorno y con el impacto a nivel sistémico que estas buscan. 

El cambio de enfoque respondía también a una consideración fundamental: la razón de ser misma de las organizaciones no se encuentra en su funcionamiento interno, sino en el exterior —en los cambios que estas buscan generar en sus comunidades, en las causas que impulsan y la población a la que sirven. 

En este sentido, el fortalecimiento institucional no es un fin en sí mismo, sino un medio para lograr que esos cambios ocurran y que sean sostenibles. 

Lograr una articulación entre el desarrollo de capacidades internas y el entorno de las OSC, resultó clave para asegurar que hubiera una apropiación por parte del personal de las organizaciones de sus procesos de fortalecimiento: si el personal de una OSC no percibe claramente cómo los cambios a nivel interno contribuyen al impacto externo de la organización, difícilmente considerará estos cambios prioritarios y los adoptará de manera permanente. 

Lecciones aprendidas 
  • Enfoque participativo, y adaptado a las necesidades individuales de cada OSC. Los procesos de desarrollo de capacidades se diseñaron de una manera flexible, respondiendo a las prioridades, ciclos y capacidad de absorción de cada organización.A fin de lograr una apropiación desde los Consejos y órganos de dirección hasta el equipo que tendría que implementar las acciones propuestas, se realizó un proceso altamente participativo y horizontal que abarcó desde la etapa de diagnóstico de capacidades, hasta la selección de las áreas prioritarias a trabajar, la cocreación de las soluciones a implementar y su calendarización. De esta forma se generaron paquetes de solución para las áreas de oportunidad prioritarias a atender, y que —dependiendo de la organización— incluían talleres, asesoría especializada, acompañamiento para la generación de manuales, políticas y procesos institucionales, cambios al organigrama, entre otras, siempre con un enfoque sistémico.
  • Colaboración, Aprendizaje, Adaptación. Incorporando un enfoque intencionado y sistemático de Colaboración, Aprendizaje y Adaptación (CLA, por sus siglas en inglés), los planes individuales para desarrollo de capacidades de cada organización se complementaron con el establecimiento de Comunidades de Aprendizaje.Dichas Comunidades se articularon como espacios para el intercambio de experiencias y la identificación de oportunidades de sinergia entre las OSC, combinando encuentros presenciales y el uso de una plataforma virtual para asegurar que hubiese una continuidad en el diálogo.Si bien el Programa para la Sociedad Civil coordinó la logística y facilitó los primeros encuentros, el control de la agenda y el diseño de los contenidos se transfirió paulatinamente a las propias organizaciones.Lo anterior permitió que las OSC participantes abordaran retos de su práctica diaria que realmente les preocupaban y que pocas veces pueden buscar en otros espacios; por ejemplo, estrategias de autocuidado para el personal de las organizaciones (manejo de burnout, seguridad en contextos de riesgo), técnicas de mediación en entornos de conflicto, o desafíos en materia de gobernanza institucional. El ambiente de confianza que se generó en las Comunidades contribuyó también a detonar iniciativas de colaboración de una forma muy orgánica, pasando de un simple intercambio de conocimientos y herramientas al establecimiento de iniciativas conjuntas entre varias de las OSC participantes.
  • Incorporación de una visión de sistemas locales. Parte esencial del modelo del Programa para la Sociedad Civil requería que las OSC desarrollaran la capacidad para entenderse como parte de un sistema, con determinados recursos y con actores que cumplen distintos roles, establecen relaciones conforme a reglas formales e informales, y generan así ciertos resultados.Un entendimiento tal, implicaba hacer un análisis desde cada organización, de cuáles eran sus relaciones y cómo estas contribuyen a sus objetivos. Para este propósito, el Programa empezó a utilizar desde el 2018, una metodología de análisis de redes sociales o Social Network Analysis que le permitió a las organizaciones no solamente mapear las relaciones sino también tomar decisiones en torno a estas (ver buena práctica sobre el análisis de redes sociales aplicados a OSC).El realizar este ejercicio ayudó a las OSC a hacerse conscientes de los vacíos en su red de relaciones y de aquellos vínculos que necesitaban fortalecer, y establecer una ruta de acción en consecuencia. El resultado fue un reacomodo en la intensidad y número de sus relaciones con otros actores, con efectos medibles en términos de los indicadores utilizados y, aún más importante, con efectos visibles en la forma en que algunas OSC incidían en sus comunidades. Por ejemplo, una organización que nunca había considerado articularse con el gobierno, y decidió establecer una alianza estratégica con autoridades locales, potenciando su impacto de manera significativa.
  • El valor agregado del desarrollo de capacidades de la mano de donantes. Por último, uno de los aprendizajes principales del Programa tiene que ver con el valor de la apropiación y la implementación del desarrollo de capacidades de las OSC, como una inversión compartida entre las propias organizaciones y sus donantes.Para ello, es clave que los donantes apoyen procesos de fortalecimiento de manera que complementen y no compitan con el objetivo central que ambas partes persiguen: más y mejores resultados, y un verdadero impacto en sus comunidades.

Autor

United States Agency for International Development (USAID)

Los Estados Unidos y México tienen una relación bilateral única y compleja; como vecinos compartimos importantes lazos políticos, económicos, culturales y sociales. El progreso en la cooperación en seguridad y medio ambiente afecta directamente a ambos países. México es un país de ingresos medios con un sector privado próspero, sin embargo, tiene una tasa de pobreza de más del 50 por ciento y se encuentra entre los países de la región que tienen más por hacer en términos de desigualdad de ingresos y corrupción. Estos factores alimentan el crecimiento de la delincuencia transnacional, lo que socava a las instituciones, y debilita el Estado de derecho. Estos factores también han frenado los esfuerzos de México para combatir el cambio climático, requiriendo recursos significativos tanto financieros como técnicos.

La estrategia de Cooperación para el Desarrollo de USAID/México apoya tres Objetivos de Desarrollo para fortalecer el Estado de derecho y los derechos humanos, reducir crimen y violencia relacionada con las drogas, y promover los esfuerzos de transparencia e integridad de la Iniciativa Mérida, el programa bilateral de cooperación en seguridad. Un cuarto Objetivo apoya la Iniciativa del Presidente en materia de Cambio Climático Global. La Misión trabaja activamente con el sector privado de México a través de alianzas estratégicas que fomenten la innovación y el máximo aprovechamiento de recursos para aumentar el impacto del programa, mejorar la sostenibilidad, y replicar las intervenciones exitosas en todo el país.