Nutre a un niño
Palabras clave: conjunto de procesos de fortalecimiento, intervención y evaluación, seguridad alimentaria (dentro de ODS 1), ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11), alianza con otras OSC o actores
Nutre a un niño es una organización creada en 1997 que trabaja para erradicar la desnutrición infantil a través de lo comunitario. El Modelo de Atención de Nutre tiene por objeto proveer a comunidades rurales con tecnologías respetuosas del medio ambiente (ecotecnias) para lograr una nutrición infantil de calidad.
En sus primeros años (1997-2001), Nutre trabajó con un modelo que buscaba erradicar la desnutrición con el reparto de paquetes nutricionales, realizando talleres de nutrición en las comunidades de Guerrero y haciendo un seguimiento del peso y talla de los niños. Dado que este seguimiento no era continuo, cuando Nutre se traslada al Estado de México, contrata a una persona para el seguimiento en Guerrero.
El equipo de la organización se da cuenta, a través del trabajo y seguimiento con las comunidades rurales, de que hay factores externos que influyen en la nutrición del niño, ya que, al haber otro niño en la misma familia se repite el cuadro de la desnutrición.
A raíz de esta falta de cambios a largo plazo, Nutre introduce en su modelo estrategias de mejora de la vivienda y del entorno para la mejora de la nutrición de los niños.
Para ello, en 2012, incorpora la estufa ahorradora de leña Patsari en el hogar de cada familia y se capacita con un aliado, el Grupo Interdisciplinario de Tecnología Rural Apropiada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la instalación y mantenimiento de este tipo de estufa. La introducción de esta ecotecnia que evita el humo dentro del hogar era fundamental para el sano desarrollo de los niños, pues el humo inhibe la hormona del crecimiento.
En 2014, las familias empiezan a instalar un huerto, un gallinero y una lombricomposta en alianza con Fundación La Rústica. Poco después de la incorporación de esta ecotecnia, Nutre empieza a sistematizar las experiencias de las ecotecnias. Esta sistematización le permite agrupar intervenciones aisladas en programas, entre ellos “vivienda saludable”, que después formarían el Modelo de Atención.
En los años siguientes se generan cambios importantes en el uso de la evaluación al interior de Nutre, gracias a diferentes procesos de fortalecimiento.
Lecciones aprendidas
Cuando vemos que el proceso de fortalecimiento se alimenta de varios procesos o actividades en la vida de una organización y cómo la sistematización, tanto de la intervención como de la evaluación, ha jugado un papel central en los cambios de Nutre. En concreto, la sistematización permite que:
Los procesos sean muy claros y la comunicación se vuelva muy fácil. También Nutre es una organización muy horizontal, la planeación tiene 3 momentos en el año: inicio, mediados y cierre, y la hacemos entre todos […] Que todas las personas que trabajan en la organización tengan muy claro qué se hace y cómo se hace, ayuda a comunicarlo hacia fuera.
La generación de alianzas permite la capacitación de la OSC en temas concretos, como destaca María:
no se trata de querer experimentar, sino aprovechar la expertise de los demás, no hay que querer generar cosas nuevas sino lo que ya existe, lo que hay de ecotecnias. La aceptación de que no lo sabemos todo y la búsqueda de aliados para que la organización se vaya capacitando son elementos de éxito para el desarrollo de la OSC.
Un proceso de fortalecimiento puede ser útil aunque su resultado no lo sea. En este caso, aunque puede parecer que el proceso de fortalecimiento en que se elaboró un sistema de evaluación demasiado ambicioso fue una pérdida de tiempo, en realidad ese acompañamiento permitió comprender los elementos y la finalidad de la evaluación y sirvió como base para replantearlo después:
Un programa de evaluación es útil cuando se adapta a la organización y a su modelo de intervención. No se trata de copiar lo que hace otra organización, […] es importante tener en cuenta el equipo de personas que ya trabajan en la organización, ellas saben cómo están funcionado las ecotecnias […] También [se necesita] un sistema de evaluación que, con el equipo que tienes, lo puedas implementar, hecho a nuestro nivel, que nos funciona, que somos capaces de hacer.
La evaluación de la intervención sirve para medir si se está llegando a donde se quiere llegar y para hacer las modificaciones necesarias en caso de que no se estén cumpliendo las metas.
El objetivo de Nutre es erradicar la desnutrición, pero con el modelo de paquetes nutricionales no se atendía la vivienda y el entorno, elementos que representan aspectos clave para la seguridad alimentaria de un niño. La evaluación ofreció la posibilidad de tomar decisiones a partir de la evidencia y de los datos, más allá de la percepción de las personas que trabajan en la organización.
Además, este modelo de evaluación permite hablar del impacto medido a largo plazo, en los siguientes 4 años.
Un sistema de evaluación puede parecer algo complicado, pero “no hay que tener miedo a los datos, es cuestión de aprenderlo”, para ello, María recomienda SalesForce para el análisis y visualización de los datos.
Además, es pertinente “no asumir que todo saldrá bien porque tenemos una evaluación, el contexto puede cambiar o presentar elementos que no teníamos en cuenta”. De la misma manera, las ecotecnias pueden tener un impacto más allá de lo planificado:
Por ejemplo, nos dimos cuenta [de] que la cisterna capuchina se rompía si se quedaba sin agua, algo que pasa en las comunidades, entonces pasamos a Rotoplas que, además de que guarda el agua durante 4 meses, sirve para almacenar el agua de una pipa, se genera más comunidad.
Finalmente, una evaluación adecuada beneficia a la procuración de fondos porque:
se transmite al donante que se tiene claridad en los procesos y que son procesos apropiados. Esta claridad se traduce en confianza del donante hacia la organización.